Crímenes Perfectos

...No hay hombres perfectos, hay intenciones perfectas...

Wednesday, September 27, 2006

Primavera del cronopio

Cronopio, te noto extraño, más allá de la humedad que disipas en destellos verdes (pero sin esperanza). La primavera está llegando, solo faltan segundos y tu única reacción es girar en círculos o jugar a la rayuela mientras esperas... ¿qué es lo que esperas cronopio tibio y húmedo?... no veo ansias de primavera en tu boca y tus ojos ya no rutilan aquellos pétalos canela...

“feliz primavera cronopio cronopio"...

...y el cronopio esbozó una sonrisa sin flores... pobrecito...

Poema

Te amo por cejas, por cabello, te dabato en corredores blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,

Te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz

voy poniéndote en el pelo cenizas de relámapago y cintas que dormían en la lluvia

No quiero que tengas una forma, que seas precisamente lo que viene detrás de tu mano,

porque el agua, considera el agua, y los leones cuando se disuelven en el azúcar de la fébula,

y los gestos, esa arquitectura de la nada,

encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.

Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo.

pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa.

Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino es también la luna y el espejo,

busco esa línea que hace temblar a un hombre en una galería de museo.

Además te quiero, y hace tiempo y frío.

Julio Cortázar

19 días y 500 noches...


...tanto la quería,

que tardé en aprender a olvidarla
diecinueve días
y quinientas noches...
Joaquin Sabina

Objetos perdidos



Por veredas de sueño y habitaciones sordas
tus rendidos veranos me acechan con sus cantos
Una cifra vigilante y sigilosa
va por los arrabales llamándome y llamándome

pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta
donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo
si la cifra se mezcla con las letras del sueño,
si solamente estás donde ya no te busco.

Julio Cortázar

Sunday, September 17, 2006

La palabra del deseo


La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. La soledad sería esta melancolía rota de mis frases.

Alejandra Pizarnik

Miedos...



De nuestros miedos nacen nuestros corajes,
y en nuestras dudas viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian otra realidad posible,
y los delirios otra razón.
En los extravíos nos esperan los hallazgos,

porque es preciso perderse para volver a encontrarse...


Eduardo Galeano

Friday, September 15, 2006

Reloj Parado A Las Siete


En una de las paredes de mi cuarto hay colgado un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas, detenidas desde casi siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto.

Casi siempre, el reloj es sólo un inútil adorno sobre una blanquecina y vacía pared. Sin embargo, hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes, en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix.

Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares, y los cucús y los gongs de las máquinas hacen sonar siete veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces al día, por la mañana y por la noche, el reloj se siente en completa armonía con el
resto del mundo.

Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección... Pero, pasado ese instante, cuando los demás relojes callan su canto y las manecillas continúan su monótono camino, mi
viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que una vez
detuvo su andar.

Y yo amo ese reloj. Y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez siento que me parezco más a él.

También yo estoy detenido en un tiempo. También yo me siento clavado e inmóvil. También yo soy, de alguna manera, un adorno inútil en una pared
vacía.

Pero disfruto también de fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora.

Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo está claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todo el resto del tiempo. Estas conjunciones
armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable.

La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como mi amigo el reloj, también se me escapa el tiempo de los demás.

Pasados esos momentos, los demás relojes, que anidan en otros hombres, continúan su giro, y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar, que acostumbro a llamar vida.

Pero sé que la vida es otra cosa.

Yo sé que la vida, la de verdad, es la suma de aquellos momentos que, aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía del universo.

Casi todo el mundo, pobre, cree que vive.

Solo hay momentos de plenitud, y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir para siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianidad.

Por eso te amo reloj. Porque somos la misma cosa tú y yo.

Giovanni Papini

Wednesday, September 13, 2006

Así se te va el hoy...

Así se te va el hoy en nombre de mañana o de pasado,
así perdés el centro en una despiadada excentración
a veces útil, claro, útil para algún otro, y está bien.

Pero vos, de este lado de tu tiempo,
¿cómo vivís, poeta?,
¿cuánta nafta te queda para el viaje que querías tan lleno de gaviotas?

Julio Cortázar